lunes, 17 de enero de 2011
¿Qué hago con mi suegra?
Las relaciones entre suegra y nuera son difíciles, aunque ambas amen al mismo hombre. Si bien son diferentes sentimientos hay cosas en común: ambas quieren el poder sobre él y su atención.
Ante todo se debe aceptar que no se es la única con ese problema. Las mujeres suelen preocuparse mucho por ser buenas esposas y madres pero no se preparan para ser suegras y ver que su hijo forma una familia con otra mujer.
Hay muchos prejuicios en relación a este vínculo y ya ambas lo enfrentan con miedo: no debe ser así. La nuera es parte de la familia y la suegra también lo es, los hijos necesitan padres y abuelos que se respeten y si es posible se amen.
No siempre las personalidades son compatibles o las historias similares y las ideas suelen ser diferentes pero se puede conciliar. Cuando esto no es posible o ya han surgido diferencias y discusiones, es fundamental hablar con la pareja, a solas y explicarle cuánto se lo ama pero que hay un lugar para la compañera y otro para la mamá. Él es quien debe separar las aguas y contener a cada una dándole su lugar.
Algunos consejos:
*Evita competir. No es una pelea por un objetivo, ambas deben tener un lugar.
*Pon límites. Aprende a decir “NO“a lo que te molesta. Con respeto, humor, pero deja claro que no harás lo que no deseas. Si algo te molesta hay que decirlo, de buena manera pero dio.
*Evitar enfrentamientos. Si la suegra se queja por la limpieza o la crianza de los niños, no contestes, tómalo con humor y piensa si tiene algo de razón, si no la tiene, pues a seguir igual. Pero después habla con tu esposo para que él hable con su madre y evite esos comentarios.
*No te quedes en el medio. Que él resuelva las situaciones. Si ella se queja porque él no la llama que se lo diga a él.
Hay suegras que por colaborar, no dejan espacio. ¡Disfruta su ayuda! Hay nueras a las que les molesta que les cocinen o le laven, habría que aprovechar estas ayudas pero ¡cuidado con los precios! debe quedar claro que la ayuda no habilita a la crítica o a imponer un orden. No es fácil el equilibrio pero se logra con: respeto y firmeza, sin enojo ni gritos.
Otro aspecto importante es tener claro si hay maldad en los actos o simplemente deseos de ayudar. En un caso hay que estar lista para la defensa y en otro actuar con paciencia y afecto. A muchas madres les cuesta aceptar que el hijo creció y que hay otra mujer que comparte su vida y no lo atiende como ella, a otra le cuesta aceptar que no tiene la nuera que había soñado, otras no están de acuerdo como crían a sus nietos y se sienten con derecho a opinar, a opinar demasiado. En todo se puede poner límites. Pero no se debe pelear. No hay que olvidar que él ama a ambas y no lo debes poner en el lugar de elegir. Este es un error grave.
La nuera y la suegra deben aceptarse ya que no se han elegido, pero aman a la misma persona. Y si algo no agrada hay que decirlo de buen modo y no enojarse. Las suegras deberán aceptar que el hijo tiene una familia nueva, propia y dejarlo vivir.
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