
Los antropólogos tienen sus teorías. También los neurólogos, los biólogos, los psicólogos y los endocrinólogos. Einstein se interesó. Igual que Darwin. Entonces, ¿por qué nadie puede decir cómo fue que comenzó y qué nos impulsa a hacerlo?
Sheril Kirshenbaum, investigadora de la Universidad de Texas en Austin, recopiló una cantidad de estudios y observaciones de historiadores y sociólogos, expertos en el cerebro y en animales, y preparó un libro llamativamente corto y extremadamente curioso, "La ciencia del beso: Lo que nos dicen nuestros labios" (The Science of Kissing: What Our Lips Are Telling Us).
¿A qué conclusión llegó? A ninguna. El ósculo, o acto de besar, es una costumbre del 90% de las culturas que hay en el mundo. Puede ser labio con labio, o labio con otra parte del cuerpo o incluso el piso. A veces el beso consiste en un lamido o un suave mordisco.