David Cameron y Nicolas Sarkozy han sellado este martes en Londres el más ambicioso pacto de cooperación militar entre sus respectivos países.
Se trata de dos nuevos tratados, uno sobre investigación y pruebas conjuntas de armamento nuclear, con una duración de cincuenta años, y otro más general sobre la colaboración militar, que pondrá en marcha una fuerza expedicionaria combinada y generará numerosas situaciones de intercambio de apoyo. Así, aparatos de combate franceses podrán aterrizar y repostar en portaaviones británicos, fragatas británicas escoltarán naves francesas y diversos costes de mantenimiento serán intercambiables.
De todos modos no se trata de una integración de las Fuerzas Armadas de ambos países, de magnitudes muy parejas, ni tampoco se procede a dos aspectos que significarían una alianza aún más estrecha: la creación de una brigada conjunta o el poner en común los respectivos sistemas de disuasión nuclear. En realidad es algo más simbólico que práctico, según reconocen expertos militares de ambos países, aunque es cierto que nunca Francia y el Reino Unido habían puesto tantos huevos en una cesta común, yendo esta vez más allá del pacto firmado en 1998 por Jacques Chirac y Tony Blair.
El motor principal del acuerdo es la necesidad de ahorro en los gastos de Defensa, que el Gobierno británico ha decidido recortar en un 8%. La colaboración viene propiciada también por la superación de las exigencias de la Guerra Fría y por el nuevo marco de la política exterior británica, que prefiere fuertes acuerdos bilaterales en los que no se cede soberanía a los pactos multilaterales propios de la UE en los que se pierde control sobre los aspectos abordados. “Asociación sí, pero cesión de soberanía, no”, manifestó Cameron en la presentación del nuevo tratado en la Cámara de los Comunes.
Cooperación en investigación nuclear
Las industrias de defensa de ambos países colaborarán en proyectos a largo plazo, como en el diseño de un nuevo sistema de misiles y la mejora de la ciber seguridad. A partir de 2015 se desarrollará la cooperación en la investigación sobre armamento nuclear en dos centros especiales de nueva creación. Expertos de los dos lados del Canal de la Mancha desarrollarán tecnologías en el Establecimiento de Armas Nucleares inglés, mientras que pruebas conjuntas sobre cabezas nucleares, sin necesidad de proceder a su explosión, tendrán lugar en el Centro de Estudios Nucleares Valduc, en Francia. No se compartirá el control sobre las respectivas cabezas nucleares ni se compartirán secretos nucleares.
La Fuerza Expedicionaria Combinada deberá lista para desplegarse el próximo año, cuando realizará sus primeras maniobras. Se tratará de una cooperación de unidades, no una integración de soldados británicos en unidades francesas o al revés, si bien ese intercambio sucederá a nivel de mandos. Para 2020 se contempla la ejecución de las aspectos relativos a la utilización de portaaeronaves de una país por parte de aparatos del otro, así como la prestación cruzada de escoltas. Francia pone a diposición del pacto su portaviones Charles de Gaulle, mientras que el Reino Unido habrá reemplazado para esa fecha sus dos viejos portaaviones. Cualquier operación podrán ser vetada por uno de los dos países.
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