Si extraña fue la avería del satélite Galaxy15, igualmente sorprendente ha sido su autorecuperación. Se trata de un equipo de telecomunicaciones, de dos toneladas, que el pasado 5 de abril, posiblemente debido a los daños producidos por una tormenta solar, dejó de responder a los comandos del centro de control y empezó a desplazarse desde su lugar en órbita, a 36.000 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre. Sin embargo, sus equipos de comunicaciones seguían funcionando, por lo que se convirtió en un satélite zombi, una seria a menaza para otros artefactos en órbita a los que podía aproximarse, causando interferencias y comprometiendo la calidad de los servicios. El Galaxy 15 ha estado descontrolado hasta la semana pasada, cuando se agotaron completamente sus baterías, entonces se reiniciaron automáticamente sus sistemas de a bordo y empezó a responder a las órdenes recibidas desde tierra.
Al quedarse descontrolado, el satélite dejó de apuntar correctamente sus paneles solares hacia el sol, lo que a la larga ha sido su salvación porque al quedarse las baterías exhaustas es cuando se ha reiniciado automáticamente. El tiempo que ha tardado las baterías en gastarse completamente ha resultado mucho más largo de lo que se estimó en abril.
Tras la extraña avería del Galaxy 15, Intesat tuvo que desplazar otro de sus satélites a la posición que había quedado sin cobertura para garantizar los servicios de comunicaciones a sus clientes. Además, el zombi ha pasado en estos meses cerca de otros artefactos en órbita. Aunque en ningún momento ha habido peligro de colisión, dicen los ingenieros de la empresa, han tenido que mantener una estrecha vigilancia de la situación en órbita y preparar maniobras de seguridad junto con los responsables de esos otros equipos para evitar interferencias.
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